Huesos de porcelana

Con nuestro pensamiento aun inundado de rosa por el Día Mundial contra el Cáncer de Mama, llega hoy el día dedicado a una enfermedad algo más silente: la osteoporosis. Consiste en el debilitamiento de los huesos y afecta a unos tres millones de personas solo en nuestro país. Como decíamos, es silenciosa, no solo porque su repercusión mediática es mucho menor, sino porque además llega sin presentar síntomas, y no se suele detectar hasta que ya se ha producido una fractura. Así, muchas personas con osteoporosis no saben que la tienen hasta que se manifiesta en forma de fractura ósea.

Entre los 20 y los 30 años se completa el proceso de mantenimiento de la masa ósea en las personas; a partir de esa edad se produce una lenta reducción de la densidad, entre un 0,3% y un 0,5%. Esto afecta en mayor medida a las mujeres cuando entran en la menopausia. ¿Por qué? Porque los estrógenos, es decir, las hormonas femeninas por excelencia, son un potenciador del mantenimiento de la masa ósea, de manera que al bajar bruscamente durante el climatérico, los huesos quedan desprotegidos.

La osteoporosis es también una enfermedad de hombres, aunque les afecta en menor medida, ya que experimentan un salto hormonal más lento. De nuevo las hormonas juegan una mala pasada a las chicas 🙁

En España, alrededor de tres millones de personas padecen osteoporosis; esto significa que 15 de cada mil mujeres y 10 de cada mil hombre pueden sufrir una fractura ósea con facilidad. Y cuanto mayor nos pille, más nos incomoda.

El coste de la osteoporosis

Más allá del coste no visible de los cerca de 6000 euros que puede llegar a costar una intervención quirúrgica como la de fractura de fémur y de los gastos que el post operatorio conlleva, la osteoporosis está copando las camas de convalecencia y de cirugía ortopédica de muchos hospitales. Eso sin olvidar el consumo de fármacos para el dolor crónico, que se ha disparado debido a las fracturas de esta naturaleza.

El mes y medio de rehabilitación, en su mayoría de pacientes de avanzada edad que a su vez necesita de familiares que le asistan; los días de permiso que éstos deberían solicitar o el ingreso en algún centro especializado, en su defecto; los fármacos para prevenir futuras fracturas -calcio y vitamina D- y los mencionados medicamentos para paliar el dolor crónico. Costes no sólo económicos, sino también de tiempo y alguna que otra complicación gástrica que nuestro sistema digestivo acabará sufriendo con tanto anti-inflamatorio

Enfermedad discreta, que no llama especialmente la atención ni tiene grandes ecos publicitarios, pero no por ello exenta de grandes costes en todos los sentidos -también el sanitario-. Es cierto que no provoca la muerte como otras afecciones, pero limita mucho la vida de quienes la padecen; impide disfrutar de una vejez de calidad a muchas personas.

¿Puede prevenirse?

El hecho de ser percibida como algo distante, que no nos afectará hasta que seamos bien mayores, hace que nuestras preocupaciones se centren en aspectos más inminentes y visibles de nuestro bienestar presente, como pueden ser esos kilos de más o el miedo a que en nuestra piel aparezcan manchas. Sin restarle importancia a éstos, que la tienen para nuestra salud, podemos también prevenir la osteoporosis de forma fácil y económica, evitando así males mayores cuando se convierta en una preocupación inmediata y real.

 

Debemos pensar en nuestro esqueleto como un edificio que está en obras permanentemente, reemplazando el hueso antiguo por nuevo a través del remodelado. Sin embargo, conforme envejecemos, el cuerpo no es capaz de reemplazar el tejido óseo con la misma rapidez con la que lo destruye y éste va perdiendo densidad. Es entonces cuando aparece la osteoporosis.

¿Cómo podemos ayudar a nuestro cuerpo a evitarlo?

  • El ejercicio físico de impacto o con soporte de peso nos ayuda a incrementar la masa ósea.
  • Una alimentación rica en calcio y vitamina D, que permitirá la absorción del mineral componente fundamental de los huesos. ¡Ojo! No te dejes engañar por alimentos enriquecidos en calcio: si no tienen además vitamina D, no sirve para nada.
  • Realizar una densiometría de manera periódica, con una frecuencia inferior a dos años, sobre todo en mujeres con factores de riesgo, tras la menopausia, mayores de 50 años, con antecedentes familiares o pacientes que toman contriciones de forma crónica.